Nada se compara con ver en vivo un partido de Argentina en un Mundial, en ¡Brasil! y con el mejor jugador que se pueda tener en la actualidad defendiendo los colores del país. Es incomparable, pero el sueño puede mezclarse con la realidad. Viajar no es fácil. Por eso hay que recurrir a la magia de la televisión. Las vidrieras de los comercios que venden electrodomésticos están llenas de televisores, la mayoría adornados con colores celeste y blanco.
El hincha que desee ver desde la comodidad de su casa el Mundial de Brasil con las mejores prestaciones en su televisor, deberá generar una importante inversión económica.
La situación, comparada con Sudáfrica 2010, es totalmente diferente ya que la financiación es muy reducida y los intereses llevan el precio a “zonas rojas”.
Pero, según comentan los vendedores, la gente entra convencida a los comercios: los goles hay que verlos bien, de la mejor manera posible. Ajustar las cuentas para gozar el Mundial no es condicionante.
SONY BRAVIA 4K. Sus 4000 píxeles se aprovechan en 65 gigantes pulgadas. Su procesador es un X-Reality Pro, con sistema de audio integrado. Cuesta ¡$96.790!
El cambio generacional conoce un nuevo eslabón en este mundial ya que los LEDs, reemplazaron a los LCDs que fueron el boom en la edición anterior del máximo evento deportivo. La tecnología LED es la dominante en la actualidad y, a diferencia de su predecesora, la definición Full HD, de 1920 por 1080 pixeles, abrió una era de mayor claridad en la imagen.
Las pulgadas para esta ocasión, crecieron y crecieron. La tendencia de la gente, según los comerciantes, es consultar el tamaño antes que la marca. En la compra, el usuario hasta tiende a “sacrificar” una marca de punta, si puede acceder, por el mismo precio, a una pantalla de mayores dimensiones.
La tendencia puede que no sea lógica, pero sí es altamente recomendable. La razón es que, para una transmisión deportiva como un partido de fútbol, el tamaño de la pantalla es clave, incluso más que cualquier función especial que una marca pueda ofrecer.